01 LA SELVA AMAZÓNICA ES LA ANARQUÍA DEL CACAO

En ella, la búsqueda de variedades es aventura; la casualidad, brújula; y la suerte, destino. Cacaotales. Bella palabra ahora unida al recuerdo y a la imagen. Perfume, tacto, sensación térmica y sabor de una esencia amarga que transmuta en una dulce sonrisa tras un viaje metamórfico, casi alquímico. Y por encima de lo que los sentidos externos captan, la intangible magia del cacao, venerado ancestralmente y hasta nuestros días por las comunidades nativas que veían en él un regalo que los dioses dejaron en sus tierras, y que tenía el poder de vigorizar a sus guerreros como una pócima de Panoramix.

La búsqueda de variedades es aventura; la casualidad, brújula; y la suerte, destino.

02 LAS PERSONAS DEL CACAO

Mi hermano Josep siempre ha dicho que existen tantos vinos como personas. Y ha sido viajando, conociendo a los elaboradores cómo ha conectado con esos vinos más allá del conocimiento intelectual, captando su esencia impalpable, su tejido intrapersonal e interpersonal. Hay algo tras el producto natural, cuando este es mecido y honrado por la mano del hombre, que traspasa todo entendimiento. Y así, mi contacto con las personas del cacao – Josep hablaría de sus “personas del vino”– me ha permitido abrir mi percepción no solo a un nuevo y rico espectro de posibilidades creativas, sino también a la reconexión con la dimensión intangible.

Hay algo tras el producto natural, cuando este es mecido y honrado por la mano del hombre, que traspasa todo entendimiento.

03 DEL ÁRBOL A LA HABA

El cacao se expresa ricamente desde su pulpa mucosa, que suena a lichi, guanábana, chirimoya y hasta láctico. Sus semillas son astringentes, amargas, estimulantes, vestidas de morado a blanco. Y cuando fermentan ofrecen notas de casi todas las variedades de frutas: cerezas, fruta de la pasión, plátano, frutos silvestres, encurtidos, avinagrados...en registro fresco y en registro confitado. Y una vez secas, afloran notas a té negro, tabaco o madera como velo de complejidad madura, esperando ser descubierta.

El cacao se expresa ricamente desde su pulpa mucosa, que suena a lichi, guanábana, chirimoya y hasta láctico.

03 DEL ÁRBOL A LA VIDA

Hay que ser osado para adentrarse en la selva. Atzumisare, bienvenido. Entrar en el caos para ordenar una expresión de belleza. En la comunidad arhuaca de Sierra Nevada (Colombia), su líder nos recibía con estas palabras:

“Este es un lugar sagrado. Nosotros estamos aquí desde la creación y el origen de todo. El cacao, múnzuwa, nos fue legado por el padre Terunna para que nos acompañara en todo tipo de actividades propias de la cultura y concentrarnos en ella. El cacao es de vital importancia para cuidar nuestra espiritualidad. Por eso queremos recordar a nuestros hermanitos menores, bunachu, que, al obtener nuestro producto, antes de degustarlo, se tomen un momento para valorar esta tradición milenaria y el mensaje ancestral que vela por la paz y la armonía de todo cuanto existe, buscando el equilibrio de la madre naturaleza."

Mamo Camilo (Agosto 2018)

CASA CACAO

Veía el chocolate como un producto y el viaje me ayudó a entender que es la consecuencia de muchas manos y muchas variables.

Pensábamos que podíamos hacer chocolate sin ir a los cacaotales pero después de haber ido y visto aquello, de las posibilidades que brinda la forma de fermentarlo y lo que implica el cultivo, Casa Cacao cobra más sentido que nunca. Sabemos que lo que generemos con nuestros chocolates va a parar de manera directa a las comunidades, y que a la vez nos da una vida nueva en el terreno de los sabores que exploramos al máximo.

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